¿Se pueden colocar los animales?

Los humanos nos hemos colocado durante miles de años, todavía lo hacemos y lo seguiremos haciendo mientras existamos. Pero no somos la única especie que consume plantas, hongos y otros animales para experimentar un estado de conciencia alterado. Descubre qué animales se colocan a propósito (y cuáles lo hacen por accidente) a continuación.

¿Les gusta colocarse a los animales?

Los animales hacen todo tipo de cosas extrañas y maravillosas. A veces, los humanos creemos erróneamente que las criaturas con las que compartimos el planeta son muy simples o poco inteligentes. ¡Pero no hay nada más lejos de la realidad! Aunque la mayor parte del tiempo no vemos lo que hacen, investigadores y fotógrafos han capturado y documentado comportamientos realmente asombrosos.

Por ejemplo, ¿sabías que las hormigas crían y protegen a los pulgones^[1] a cambio de sus excreciones azucaradas y crean huertos subterráneos de hongos^[2]? ¿Y que el pingüino barbijo se echa una media de 10.000 microsiestas^[3] de un segundo al día? También sabemos que, cuando regresan a la colmena, las abejas exploradoras ejecutan una danza^[4] con la que comunican al resto la ubicación precisa de las fuentes de néctar, y que las orcas llevan a cabo una especie de cirugía en los tiburones blancos para sacarles el hígado.

Si estos detalles te han dejado con la boca abierta, espera a que leas esto: a algunos animales les gusta colocarse. Sí, has leído bien. Algunos animales buscan de forma intencionada determinadas sustancias para alcanzar un estado de conciencia alterado. Al igual que algunas personas van al bar a tomarse una cerveza fría, o se lían un porro en la comodidad de su hogar para disfrutar de un buen subidón, parece que algunos animales también se sienten atraídos por ciertas plantas, hongos y otras criaturas que les producen un efecto similar.

Sabemos que algunas especies disfrutan de los efectos de ciertos compuestos psicoactivos, pero en otras, este comportamiento sigue siendo mera especulación. Por ejemplo, la idea de que los koalas se colocan cada vez que comen hojas de eucalipto (un alimento básico de su dieta) es falsa^[5]. También es difícil determinar si algunos animales salvajes persiguen de forma activa los estados alterados de conciencia comparándolos con nuestras mascotas domesticadas, debido al simple hecho de que no los estamos observando todo el tiempo.

¿Les gusta colocarse realmente a estos 5 animales?

Es muy probable que los animales que ingieren activamente compuestos que alteran la mente, experimenten un “subidón” parecido al que sentimos los humanos cuando consumimos marihuana, setas u otras sustancias psicoactivas.

Se sabe que ciertas moléculas naturales actúan sobre el sistema nervioso central de algunos animales, cambiando de manera transitoria la forma en que sus sentidos interpretan los estímulos externos, lo que resulta en una especie de “viaje”.

Pero ¿qué animales se colocan a propósito y cuáles por accidente? ¿Y qué casos de animales colocados son solo mitos? ¡Sigue leyendo para averiguarlo!

• Delfines y peces globo

Los delfines son unas criaturas realmente fascinantes. Estos simpáticos mamíferos acuáticos muestran varios comportamientos complejos. Las crías de delfín son capaces de aprenderse sus nombres^[6] (que sus madres profieren en forma de silbidos) y retener esa información durante el resto de sus vidas. Además, tienen un cerebro excepcionalmente grande, con unas proporciones cerebrales un poco por debajo de los humanos. Pero ¿cómo usan nuestros adorables amigos con aletas esa materia gris? Pues cuando no están poniendo en práctica sus complejas estrategias de caza^[7], parece que les gusta colocarse.

Los biólogos marinos han observado que los delfines juegan con los peces globo (una especie muy venenosa para los seres humanos) pasándoselos entre sí. Y por lo visto, las toxinas de estos animales les producen un efecto narcótico. Aunque la ciencia aún no ha investigado si estas sustancias químicas provocan una experiencia psicoactiva en los delfines, algunos investigadores están convencidos de que se drogan cuando se pasan el pez globo por el lado izquierdo.

• Renos y setas alucinógenas

Los renos “buscan experimentar estados alterados de conciencia”. Son las palabras escritas por el científico Andrew Haynes en el Pharmaceutical Journal. Pero ¿qué pruebas respaldan este tipo de declaraciones? Parece que los renos se esfuerzan mucho para buscar en su hábitat natural (los bosques boreales y la tundra del norte de Europa, América del Norte, Groenlandia e Islandia) las famosas setas rojas y blancas que aparecen en muchos cuentos de hadas. Conocido por el nombre común de matamoscas y la nomenclatura científica Amanita muscaria, este hongo contiene varios compuestos psicoactivos, como ácido iboténico y muscimol. Estas sustancias producen un estado de conciencia alterado al interactuar con los receptores GABA del cerebro.

Se han visto renos devorando estas setas, y poco después han exhibido un comportamiento que podría describirse como embriagado: dando tumbos, haciendo ruidos raros y sacudiendo la cabeza de forma repetitiva.

• Mosca de la fruta y alcohol

Ah, la humilde mosca de la fruta. Pequeñas, efímeras y muy molestas, estas criaturas no son nada interesantes para la mayoría de las personas. También conocida como Drosophila melanogaster, esta especie vive alrededor de los contenedores y cubos de basura y los fruteros de las casas. Pero la mosca de la fruta no se siente atraída por las peras y las manzanas frescas, sino que prefiere las piezas podridas y muy maduras. Debido a que la fruta contiene mucho azúcar, con el paso del tiempo fermenta de forma natural, por lo que podría decirse que las moscas de la fruta llevan una dieta bastante alcoholizada.

Debido a que estos insectos y los humanos tienen unos sistemas nerviosos muy distintos, los científicos no conocen exactamente el efecto que produce el alcohol en sus pequeños cuerpos. Sin embargo, han observado que los machos de la mosca de la fruta muestran una preferencia mucho más alta por el alcohol^[8] después de ser rechazados por las hembras cuando intentan aparearse.

• Ualabíes y opio

Si los ualabíes pudiesen hablar, probablemente dirían algo así como: “Deja el alcohol para las moscas de la fruta y los hongos para los renos; a nosotros nos gustan las drogas duras”. ¿Por qué? Porque estos marsupiales de tamaño mediano y originarios de Australia sienten predilección por las amapolas. Es cierto que la imagen de estos mamíferos con bolsas deambulando por unos prados floreados parece inocente, pero no lo hacen para resultar encantadores, sino para darse un chute de opioides como morfina, codeína y heroína.

Bueno, es posible que no busquen intencionadamente los compuestos derivados de plantas más potentes del planeta. Pero sin duda sienten sus efectos cuando pastan en los extensos campos de amapolas de Tasmania. Los agricultores han visto a ualabíes hambrientos colocarse^[9] y saltar en círculos después de consumir semillas de amapola cargadas de narcóticos.

• Elefantes y zumo de frutas fermentado

Durante siglos, se ha difundido el mito de que a los elefantes les gusta emborracharse con los frutos fermentados del árbol marula. La idea de un elefante borracho es a la vez graciosa e intimidante, pero ¿es cierto que a estos enormes mamíferos les gusta empinar el codo?

Los elefantes consumen frutas fermentadas, y las frutas fermentadas contienen alcohol. Pero estos animales son criaturas descomunales, y necesitarían alrededor de 1,9 litros^[10] de etanol puro para emborracharse. Los elefantes son capaces de ingerir el 1-2% de su peso corporal en un solo día, lo que significa que tendrían que consumir aproximadamente 714 frutos de marula. Pero esta cantidad solo les proporcionaría alrededor del 50 % del contenido de etanol que necesitan para embriagarse.

Aunque no parece muy probable que los elefantes se emborrachen, los investigadores han descubierto un medio por el cual puede ocurrir. La presencia del gen ADH7 podría suponer que los elefantes tengan más dificultades para descomponer el etanol, por lo que serían más susceptibles a sus efectos y resto respaldaría el arraigado mito que rodea a estos grandes animales achispados.

¿Y los gatos y la hierba gatera?

Todos hemos escuchado la canción “Ev’rybody Want to Be a Cat” interpretada por un grupo de felinos andrajosos y aparentemente ebrios sobre los tejados de París. Sin duda, es una propuesta muy atractiva, ya que pasan mucho tiempo durmiendo, tienen sentidos dignos de superhéroes, e incluso se colocan de vez en cuando. En lo que respecta a los gatos, su sustancia preferida es la hierba gatera.

Conocida por el nombre científico Nepeta cataria y perteneciente a la familia de la menta, esta planta contiene un compuesto llamado nepetalactona. Los gatos experimentan efectos estimulantes con esta hierba, lo que hace que se pongan a dar vueltas, saltar, maullar ruidosamente y hasta frotarse la cara y el cuerpo con su droga favorita. Aunque la mayoría de estos animales disfrutan del subidón de la hierba gatera, no produce ningún efecto en alrededor del 20 % de ellos debido a factores genéticos.

Los humanos no somos los únicos animales a los que les gusta colocarse

Los humanos han buscado sustancias psicoactivas (desde líquidos fermentados y hierbas hasta hongos y toxinas animales) desde la antigüedad. Pero como sabemos ahora, los renos, los gatos y las moscas de la fruta también parecen colocarse a propósito. Además, se cree que muchas especies, como los ualabíes y los delfines, se drogan como efecto secundario al jugar o buscar alimentos, o movidos por otros motivos más intencionados. Ten en cuenta que estos son algunos de los casos más conocidos, ¡pero podría haber muchos más animales que se coloquen y no lo sabemos!