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Cómo y por qué hacer fertilizantes caseros ecológicos
Los fertilizantes ecológicos pueden ahorrarte dinero y aumentar tus cosechas. Te ofrecemos un resumen de cómo y por qué deberías hacer tus propios fertilizantes orgánicos caseros. ¡No te arrepentirás!
Índice:
- Fertilizantes sintéticos vs ecológicos
- ¿Valen la pena los productos comerciales?
- Hacer tu propio fertilizante
- Fertilizantes caseros: ¿qué comen las plantas?
- ¿Por qué ecológico?
- Marihuana muerta de hambre
- Mejorar la tierra
- Da un paso más: ¡hazte vegánico!
- Esto ha sonado demasiado complicado
- Fertilizantes caseros básicos
- Caminando poco a poco hacia el cultivo ecológico
- Jugo de plantas fermentadas (fpj)
Empezar a cultivar cannabis nunca había sido tan fácil. Aunque la gran cantidad de productos de cultivo y opciones disponibles puede resultar algo abrumadora, están diseñados para facilitarte la vida. Esto no significa que los sistemas de cultivo más modernos sean más baratos o efectivos que los tradicionales. Realmente depende del tamaño de tu cultivo y tus objetivos como cultivador.
FERTILIZANTES SINTÉTICOS VS ECOLÓGICOS
Existen dos escuelas de pensamiento diferentes. Una se centra en la producción moderna, dependiente de productos petroquímicos y basada en el monocultivo, donde las condiciones estériles y un control preciso de las variables métricas están pensadas para maximizar la producción. Para minimizar las deficiencias y fomentar un crecimiento robusto, se usan fertilizantes embotellados, con valores estrictos de NPK y un rango de pH escaso.
La otra técnica es el método ecológico, orgánico o “natural”, donde las plantas crecen sin productos petroquímicos. En este caso, lo que realmente se alimenta es la microbiología del suelo, que a su vez suministra directamente a las plantas sus nutrientes favoritos en la proporción correcta a través de las raíces.
Los cultivadores sin experiencia necesitarán un tiempo para profundizar en las complejidades de cada método: ecológico vs sintético. Analiza los pros y contras, ¡y empieza a cultivar! Seguramente, a medida que ganes experiencia, cambiarás de idea respecto algunos temas.
¿VALEN LA PENA LOS PRODUCTOS COMERCIALES?
Con el paso del tiempo, empezarás a darte cuenta que la mayoría de productos embotellados que compras son demasiado caros, acaban desperdiciados o podrías sustituirlos fácilmente por tus propios abonos a un precio mucho menor.
Ten en cuenta que la mayoría de fertilizantes comerciales, ya sean ecológicos o químicos, pierden un poco de valor debido a la gran cantidad de agua que contienen. Además, es extremadamente complicado mezclar todo lo que necesita una planta dentro de una botella estabilizada. La química y la fisiología de las plantas tienen sus límites. La comodidad de las botellas probablemente se paga en una pérdida de rendimiento nutricional. Además, es extremadamente complicado mezclar en una sola botella todo lo que necesita una planta. La química y la fisiología vegetal tienen sus limitaciones, por lo que no hay duda de que los fertilizantes pierden eficacia debido al embotellado.
HACER TU PROPIO FERTILIZANTE
Hacer tus propios fertilizantes puede resultar bastante adictivo. No solo ahorrarás una cantidad significativa de dinero a largo plazo, sino que también empezarás a comprender mejor la nutrición de las plantas, aprenderás a aportarles precisamente lo que necesitan y, en definitiva, obtendrás unos cogollos más grandes y sabrosos.
¿Estás tirando esos sacos de tierra tan caros después de cada cultivo? ¿O estás aportando grandes dosis de fertilizantes o aditivos a tus plantas sin que aumente la producción?
Si este es tu caso, sigue leyendo.
FERTILIZANTES CASEROS: ¿QUÉ COMEN LAS PLANTAS?
No vamos a profundizar mucho en este tema, pero vamos a comentar brevemente unos conceptos básicos. Seguramente ya hayas visto las siglas "NPK". Estos son los macronutrientes principales, que tienen un papel fundamental en el desarrollo y la salud de las plantas.
- N: nitrógeno
- P: fósforo
- K: potasio
Además de estos macronutrientes principales, también hay macronutrientes secundarios y micronutrientes (llamados oligoelementos). Se trata de metales y minerales que las plantas necesitan en menor cantidad, pero que son tan importantes como el NPK para desarrollarse adecuadamente. Entre los macronutrientes secundarios están el calcio, magnesio y azufre, mientras que los micronutrientes incluyen cobre, hierro, zinc, manganeso, molibdeno, níquel, boro y cloro.
Aquí también incluimos vitaminas y ácidos, junto con otros compuestos orgánicos.
Básicamente, los fertilizantes comerciales mezclan todos estos nutrientes, intentando estabilizarlos químicamente para poder embotellarlos, transportarlos y comercializarlos. Cualquier gama de fertilizante no es más que la versión del fabricante de un plan nutricional completo y equilibrado. Obviamente, todos presumen de ser mejores que el resto.
El secreto para una cosecha de primera categoría es la proporción correcta de estos elementos, en el momento correcto. En este sentido, estas gamas de fertilizantes son bastante prácticas.
Pero no hay nada comparable a crear tu propio fertilizante ecológico. De hecho, esto es lo que suelen hacer los mejores cultivadores. Con un poco de práctica, pronto entenderás lo fácil que es, y verás la diferencia de la tierra ecológica en tu cultivo.
¿POR QUÉ ECOLÓGICO?
La razón principal de hacer fertilizantes ecológicos es bastante simple; pueden ser muy baratos (o gratis), y puedes elaborarlos en tu cocina o patio con materiales caseros. Suelen ser muy fáciles de preparar y no conllevan ningún riesgo, además de ser más respetuosos con la naturaleza.
Por ejemplo, hacer compost puede ahorrarte mucho dinero. Tras la cosecha, la tierra utilizada necesita una “recarga” de nutrientes. La mayoría de cultivadores de interior simplemente tiran la tierra usada y compran sacos nuevos. Esto implica cargar con los sacos nuevos y viejos, y tener que comprar sacos con cada cultivo. Si dejas compostar correctamente los restos orgánicos de la cocina/jardín, y lo combinas con la tierra usada, surge la magia. La tierra se recicla, literalmente, y se recarga con todos los nutrientes de alta calidad y con la microbiología necesaria para las plantas. Contendrá de todo: NPK, elementos traza y un ejército de agrobacterias y hongos beneficiosos para colonizar la rizosfera.
MARIHUANA MUERTA DE HAMBRE
La marihuana puede ser una planta muy hambrienta, y si quieres recoger cogollos gruesos y densos, tendrás que suplementar las condiciones básicas del suelo. Técnicamente, cuando cultivas en tierra no alimentas directamente a las plantas, sino a la tierra, así que recomendamos enormemente que te acostumbres a cultivar tus propias bacterias. Para ello puedes preparar un "té de compost aireado" (TCA), también llamado "té de humus de lombriz" o “té de compost".
Independientemente de la terminología, es muy simple de hacer. Prepárate para quedarte asombrado. No solo aumentarás la población de millones de pequeños “súbditos” que protegerán y nutrirán las raíces, sino que también extraerás las mejores propiedades minerales y fúngicas del suelo al té. Puedes usar este té alimentando directamente las raíces, o puedes usarlo como pulverizador foliar contra una gran número de enfermedades comunes.
MEJORAR LA TIERRA
Si cultivas en exterior y/o tu tierra necesita un refuerzo considerable, aquí tienes algunas técnicas comunes.
FUENTES DE MACRONUTRIENTES
Si necesitas aportar nitrógeno (N), puedes añadir humus de lombriz, una receta de estiércol de gallina, harina de crustáceo y/o guano de murciélago. También puedes usar orina humana, pero asegúrate de diluirla primero a una proporción agua:orina de 10:1. De lo contrario, la orina se convertiría en amoniaco, dañando las plantas. Nunca orines directamente sobre las plantas, ¡quemarías las raíces!
Si necesitas aportar fósforo (P), puedes hacer un té de plátano, hirviendo unas cáscaras de plátano y empapando bien la tierra. Deja que fermente ligeramente para un aporte óptimo. Otras grandes fuentes de fósforo son las harinas de huesos o pescado, estiércol de gallina y polvo de roca. Por ejemplo, el polvo de roca libera los nutrientes lentamente, así que es ideal mezclarlo con la tierra para obtener una fuente de fósforo que dure todo el ciclo de cultivo.
Si necesitas aportar potasio (K), las pieles de plátano, el guano de murciélago, la harina de pescado, el alga kelp, la ceniza de madera, el compost o las rocas silíceas son una gran fuente de este macronutriente.
El calcio y magnesio (dos macronutrientes secundarios) deben considerarse por separado al ser especialmente importantes, sobre todo durante la floración. Únicamente cuando estos alcancen un nivel óptimo, el resto de elementos traza podrá funcionar a su máximo potencial.
Fuentes de macronutrientes secundarios y micronutrientes
- Calcio: piedra caliza, arcilla, tiza, yeso
- Magnesio: dolomita, sulfato de magnesio (sales de Epsom)
- Otros elementos traza: azomite (nutrientes traza y ácido húmico)
Normalmente, no es necesario tener que aportar específicamente otros elementos traza. Están presentes en la gran mayoría de tierras y rocas. De hecho, la mayoría de remedios que hemos sugerido sobrecargarán la tierra excesivamente con micronutrientes, aunque esto no es negativo.
ESTIÉRCOL
El uso de estiércol es tan viejo como la agricultura misma. El ser humano se dio cuenta de que allá donde los animales iban a hacer sus necesidades, las flora prosperaba. Hoy en día, sigue siendo una de las principales materias primas agrícolas en todo el planeta.
El estiércol es una fantástica fuente de liberación lenta de NPK, pero supone dos problemas de riesgo moderado. Sin el compostaje o fermentación adecuados, podría presentar patógenos perjudiciales para humanos, animales y plantas. También puede ser algo complicado equilibrarlo con tu tierra base. Así que el uso de estiércol no tiene una versión correcta o incorrecta; dependerá de tu región. Habla con los agricultores locales para saber qué funciona mejor.
Oveja | Rico y equilibrado, pero requiere fermentación |
Cabra | Similar al de oveja, pero más fuerte |
Vaca | No es tan rico, pero puede obtenerse y manejarse fácilmente |
Cerdo | Obsolete |
Gallina | Muy rico, pero suele ser extremadamente fuerte en NPK. Asegúrate de diluirlo |
Conejo | Ideal para compostar y para la producción de lombrices, muy rico |
Equino | Fácil de manejar y excepcionalmente bueno para las flores de cannabis |
Oveja | Rico y equilibrado, pero requiere fermentación |
Cabra | Similar al de oveja, pero más fuerte |
Vaca | No es tan rico, pero puede obtenerse y manejarse fácilmente |
Cerdo | Obsoleto |
Gallina | Muy rico, pero suele ser extremadamente fuerte en NPK. Asegúrate de diluirlo |
Conejo | Ideal para compostar y para la producción de lombrices, muy rico |
Equino | Fácil de manejar y excepcionalmente bueno para las flores de cannabis |
DA UN PASO MÁS: ¡HAZTE VEGÁNICO!
Si te preocupa el medio ambiente, aquí tienes un pequeño consejo sobre los fertilizantes "ecológicos". Los abonos químicos son muy malos para la naturaleza, pero los subproductos animales, como la harina de hueso o pescado, entre otros, tampoco son muy respetuosos con el medio ambiente.
Para empezar, ten en cuenta que cuando un producto está etiquetado como ecológico no siempre implica que sea bueno, mejor o correcto. Si realmente te preocupa el medio ambiente, busca el certificado OMRI o el sello de certificación ecológica europea en los botes.
Los subproductos animales mencionados son desechos industriales, que reciben un tratamiento químico y se deshidratan para exprimir hasta la última gota de beneficio posible del proceso industrial. Quedan lejos del concepto "ecológico": simplemente contienen restos orgánicos crudos e inalterados antes de ser tratados con sustancias químicas sintéticas. Y aunque sean mucho mejores que los petroquímicos, nuestro esfuerzo por combatir el cambio climático y nuestra conciencia ambiental no deben detenerse aquí.
El mítico y galardonado escritor, editor, criador y activista cannábico Kyle Kushman está a la vanguardia del cultivo de marihuana vegánico (basado en plantas). Los resultados están claros. Si respetamos miles de años de selección natural, seremos capaces de alcanzar el máximo potencial genético. Hay que dejar de engañar a la Madre Naturaleza. Ella nos gana en experiencia y tiempo.
ESTO HA SONADO DEMASIADO COMPLICADO
Si todo esto es nuevo para ti, puede que estés sufriendo una sobrecarga cerebral. ¿Cómo vas a deshacerte de tus cómodos botes de fertilizantes y ensuciarte las manos con estiércol de vaca?
No estamos sugiriendo eso. De hecho, simplemente se trata de una introducción a este tema. Hay libros dedicados íntegramente a todo esto. Es tremendamente difícil condensar tanta información en pocas palabras y hacer que sea útil a nivel práctico. Esperamos que esto sea un buen punto de partida para orientarte en la dirección correcta.
Ante todo, no olvides que una vez pasada la curva de aprendizaje, ¡todo es muy fácil!
FERTILIZANTES CASEROS BÁSICOS
Por ejemplo, para hacer té de compost solo necesitas una bolsa de compost o humus de lombriz de calidad (a no ser que lo hagas tú mismo), un cubo, una bomba potente y una piedra de aire (tipo acuario). En 48h, podrías criar suficientes hongos y bacterias y elementos traza para hacer que tus plantas entren en modo turbo-producción. Realizando esto en semanas alternas durante el ciclo de cultivo, podrás aumentar tu cosecha entre un 20 y un 40%. Realmente es tan simple como suena.
En interior o exterior, puedes compostar los restos de cocina, como pieles de cebolla, cáscaras de huevo o restos de ensalada. O aún mejor, ¡puedes añadir los tallos y hojas de tu último cultivo! Si a esto añades algunas lombrices para realizar el compostaje, pronto podrás ahorrarte kilos de tierra, ¡reciclándolos como medio de cultivo de primera categoría!
¿No quieres pagar por el extracto de kelp? Si vives cerca del mar, puedes ir a recolectar algas y hacer tu propio té de algas. Si consigues hacerlo bien, podría ser incluso mejor que la versión comercial.
CAMINANDO POCO A POCO HACIA EL CULTIVO ECOLÓGICO
Si eres nuevo en esto, esperamos que no te sientas agobiado con todos estos términos. Son todos muy similares, aunque con pequeñas diferencias. El truco está en entender tu medio de cultivo base y qué materias primas necesitas para producir mejores resultados. Incluso la hidroponía pura puede beneficiarse de los aditivos ecológicos.
No estamos sugiriendo que tires todos los fertilizantes comerciales. Más bien, empieza complementándolos con tus fertilizantes caseros ecológicos. Pasito a pasito.
Sube de nivel gradualmente. Con el tiempo, notarás que no solo tus plantas crecen mejor, sino que tu cuenta corriente también irá creciendo.
Los pequeños pasos, como añadir té de compost, tendrán un efecto múltiple. Las plantas crecerán con más vigor y tu tierra no quedará agotada tan agresivamente.
Por el simple hecho de haber leído este artículo, ya estás más cerca de un modelo más sostenible. Siéntete libre de experimentar y adaptar tus métodos para un futuro más verde.
JUGO DE PLANTAS FERMENTADAS (FPJ)
El jugo de plantas fermentadas es una forma barata y sencilla de fertilizar tus plantas de cannabis. Este método completamente natural y ecológico aprovecha las bacterias beneficiosas para descomponer las plantas en forma de nutrientes fácilmente absorbibles. Es una manera simple de crear un súper sustrato en tu cultivo. El FPJ es un producto muy utilizado en la agricultura natural coreana, un planteamiento para cultivar de forma holística que busca mejorar la salud del suelo a través del uso de microorganismos indígenas y que evita el uso de productos químicos.
Hay cultivadores que hacen FPJ utilizando plantas y hierbas ricas en nutrientes como la consuelda, la milenrama, la ortiga, la artemisa, el aloe vera, la cola de caballo, la quinhuilla y el cardo. Algunas de estas plantas se consideran hierbas comunes y crecen en la mayoría de los jardines. ¡Son una fuente excelente y gratuita de nutrientes para las plantas! Es mejor cosechar las partes jóvenes de estas plantas, ya que son particularmente ricas en nutrientes.
Hay quien opta por utilizar fruta en lugar de plantas para hacer el jugo de frutas fermentadas (FFJ). Aquí el concepto es el mismo: son productos naturales que contienen una gran cantidad de nutrientes que las bacterias beneficiosas pueden liberar. Entre las frutas más populares que se utilizan están el melón, albaricoque, bayas, tomates y pimientos dulces.
Independientemente de la fuente utilizada, ya sea planta o fruta, aquí las bacterias son los verdaderos héroes. Estos pequeños seres conducen el proceso metabólico de la fermentación. Extraen energía de las moléculas y descomponen las moléculas más grandes en otras más pequeñas. Básicamente, liberan todos los nutrientes almacenados en las frutas y las plantas.
Estos microorganismos se alimentan de azúcar y lo transforman en alcohol, generando energía en el proceso. Durante dicho proceso, crean una especie de sopa muy nutritiva que proporcionará a las plantas muchos de los nutrientes que necesitan para crecer de forma saludable. También se suele añadir azúcar para ayudar a extraer los nutrientes y jugos del material vegetal. Esto sucede a través de un proceso llamado ósmosis, que es el movimiento de moléculas solventes desde una zona con una concentración baja a una zona con una concentración elevada.
CÓMO HACER JUGO DE PLANTAS/FRUTAS FERMENTADAS
Preparar tu propio FPJ o FFJ en casa es muy fácil. Elige una planta o fruta de las que hemos mencionado antes y empecemos.
PASO 1 | Pela y corta en dados la fruta que hayas elegido. Si usas plantas, córtalas en trozos más pequeños. Si las plantas o frutas son de tu jardín, ¡no las laves! Poseen bacterias beneficiosas que mejorarán el proceso de fermentación. |
PASO 2 | Pesa la fruta o las plantas antes de colocarlas en un frasco de vidrio grande o un recipiente. Añade la misma cantidad de azúcar moreno y machaca el material vegetal con una cuchara grande. Mezcla todo para que el azúcar se distribuya por todo el material vegetal. |
PASO 3 | Cubre la abertura del frasco o recipiente con un trozo de gasa. Usa una goma para mantenerla bien cerrada. Como este material tiene agujeros pequeños, permitirán que el dióxido de carbono creado a través de la fermentación pueda escapar. Guarda la mezcla en un lugar fresco y oscuro de 7 a 14 días. |
PASO 4 | Cuela la mezcla a través de un tamiz fino y échala en botellas para almacenarla. Guárdalas en la nevera hasta que estén listas para su uso. |
PASO 5 | Añade cuatro cucharadas de la mezcla en unos 3,5 litros de agua y aplícala como un pulverizador foliar o utilízalo para regar. |
PASO 1 |
Pela y corta en dados la fruta que hayas elegido. Si usas plantas, córtalas en trozos más pequeños. Si las plantas o frutas son de tu jardín, ¡no las laves! Poseen bacterias beneficiosas que mejorarán el proceso de fermentación. |
PASO 2 |
Pesa la fruta o las plantas antes de colocarlas en un frasco de vidrio grande o un recipiente. Añade la misma cantidad de azúcar moreno y machaca el material vegetal con una cuchara grande. Mezcla todo para que el azúcar se distribuya por todo el material vegetal. |
PASO 3 |
Cubre la abertura del frasco o recipiente con un trozo de gasa. Usa una goma para mantenerla bien cerrada. Como este material tiene agujeros pequeños, permitirán que el dióxido de carbono creado a través de la fermentación pueda escapar. Guarda la mezcla en un lugar fresco y oscuro de 7 a 14 días. |
PASO 4 |
Cuela la mezcla a través de un tamiz fino y échala en botellas para almacenarla. Guárdalas en la nevera hasta que estén listas para su uso. |
PASO 5 |
Añade cuatro cucharadas de la mezcla en unos 3,5 litros de agua y aplícala como un pulverizador foliar o utilízalo para regar. |